La diatermia es una modalidad de radiofrecuencia y utiliza el calor para tratar posibles lesiones. Es una de las corrientes de alta frecuencia que sirve para generar un aumento de temperatura en el cuerpo de las personas por debajo de los 45 grados pero lo suficiente para que se produzcan mejoras en las lesiones musculares. Se trata de una terapia de transferencia eléctrica y a través de este artículo vamos a comentar sus beneficios para la salud.

El propio tejido muscular, a través de la aplicación de la diatermia, se calienta y transmite el calor al resto de los tejidos externos hasta una profundidad de unos 7 centímetros, por lo que esta energía penetra en el organismo y produce unos efectos fisiológicos en nuestro sistema corporal. La respuesta fisiológica más relevante es que se incrementa el flujo sanguíneo gracias a la elevación de la temperatura, por lo que la zona tratada se oxigena y recibe más nutrientes.

Otra respuesta fisiológica es la normalización de los niveles del PH interno, por lo que se eliminan los mediadores de inflamación y se produce de esta manera un mayor efecto analgésico. Por ejemplo, el colágeno presente en el organismo aumenta en cuanto a calidad.

En este sentido, la sensación térmica aumenta a medida que se aumenta la intensidad de diatermia, por lo que se produce una vasodilatación y una sensación de calor que ayuda a los casos de traumatología por ejemplo, con el tratamiento de síntomas relacionadas con dolores como la tendinitis.

Entre los muchos beneficios de la diatermia encontramos la mejora del riego sanguíneo, que hace que se reabsorban los hematomas y mejore la microcirculación. Por este motivo, la nutrición celular es estimulada y se acelera el metabolismo.

Reduce además los edemas porque favorece el drenaje linfático y facilita la regeneración de las células, por lo que obtenemos beneficios como la liberación de toxinas de nuestra piel, que luce más tersa y con mayor brillo y vitalidad.

Por estas características comentadas, sus aplicaciones están vinculadas tanto en la estética como en la traumatología. Se utiliza en tratamientos de belleza para eliminar líneas de expresión, arrugas y flacidez en el rostro. Sirve a su vez para difuminar manchas o cicatrices, eliminar las bolsas en los ojos, reafirmar la piel de todo el cuerpo y ayudando en la eliminación de la celulits, e incluso ayuda a la reducción de tejidos adiposos en las zonas con más tendencia a la acumulación como abdomen, glúteos o muslos.

En cuanto a traumatología, ayuda en el tratamiento de las fracturas, las contracturas musculares, los esguinces, los edemas y la inflamación general tras traumatismos o caídas. En definitiva, en fisioterapia es una de las corrientes más completas para tratar lesiones, patologías crónicas, enfermedades degenerativas y recuperación postparto.

Por último, también presenta algunas contraindicaciones como en el caso de las personas que portan un marcapasos, están en un proceso médico por tumores o están embarazadas. Los pacientes hemofílicos o que toman coagulantes también tendrán que ser atendidos con especial cuidado debido a su sensibilidad frente a los cambios de temperatura.